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Aún no sabemos cómo quedaron prisioneros dentro del semáforo peatonal esos hombrecitos luminosos que indican que se puede avanzar o hay que detenerse. Dentro de cada semáforo, el hombrecito rojo ordena a todo el mundo detenerse, intentando consolarse de su encierro al tener a los peatones prisioneros en las aceras. Pero el gesto del hombrecito verde deja dudas porque, por más que aparezca en actitud de huir, no va a ninguna parte y trata de correr sin salir jamás. En breve, estos hombrecitos se cansarán de hacer tan sólo su trabajo y todos los laberintos que forman el Centro Histórico de la Ciudad de México relampaguearán de hombrecitos verdes que bailan, cantan y corren. Santuario realizó una intervención en la secuencia LED de los semáforos peatonales LVP Animados de la Ciudad de México para hacer esto posible. |