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Esta pieza se originó de una idea sencilla: transformar un área específica de terreno. Hurtado siempre ha gustado de esos momentos en los que comienza a organizarse un sitio, la acumulación y ordenamiento de los materiales, los cernidores de distintos grosores, los objetos que aparecen siempre de la nada. La intención de este tipo de clasificación es que cada uno de los materiales tenga, según sus características, una futura función. La criba no es un eliminador y, simultáneamente, lo es; a través de ella se acumula, se deshace y se selecciona. Muchas cosas pueden transformarse así, con sólo un par de herramientas a la mano.
Este lugar, por ejemplo, recuerda a Luis Carlos el sitio aquél que en algún momento imaginó pero en el que nunca antes había estado. Por el balcón abierto escuchaba los ríos de autos y sirenas que corren día y noche. En el barrio que se extiende afuera, hay numerosos árboles, camellones y casas que parecen precipitarse hacia alguna parte. Esa es la criba: muchas cosas pasan a través del día y cada quien debe elegir. |